INVACION FUNDACION EN EL VALLE DEL MANTARO

LA INVACION Y LOS ESPAÑOLES

Los Incas llegaron a dominar estas tierras, haciéndose señores de todo cuanto existía.

La rabia que pudo causar esta dominación hizo creer a la Nobleza Wanka que la llegada de los señores del norte habría terminado con tantos años de
Humillaciones.

Los españoles llegaron al valle en 1534. Luego de recorrer rápidamente el territorio norte del Tawantinsuyo bajo el mando de Francisco Pizarro fundan la Ciudad de Xauxa, tambo y enclave Inca de grande importancia que pasaría a ser la primera capital del Perú.

A su llegada encontraron un valle rico y productivo dividido en cuatro zonas o territorios: Hurin Wanka, Hanan Wanka, Jatunsausa y Chongos. Plantaciones de lúcumos, alisos, quishuar, molles y queñuales adornaban extensas plantaciones de maíz y papas de gran variedad

Fundación de Huancayo.
Durante la conquista, las reducciones de indios creadas por leyes españolas proveían la fundación de pueblos en los que habitaran sólo indios.

Estos pueblos, poblados por ayllus trasladados y reagrupados por la fuerza en los perímetros de las ciudades para españoles, estaban llenos de personas arrancadas de sus lugares de origen.

Esto fue causa de levantamientos que fueron controlados por la fuerza de los encomenderos.

Este sistema de reducciones permitió el control administrativo y la cristianización e hizo rápidamente enriquecer a los predicadores y encomenderos con el sistema de obrajes.

Huancayo fue creado como uno de esos pueblos exclusivamente para indios.

En 1571 Don Jerónimo de Silva funda en categoría de pueblo Huancayo.

El nombre, de origen antiguo fue traído de la voz quechua Wanka que quiere decir piedra, roca.

El sistema de fundación de pueblos trajo toda la experiencia de occidente, en materia urbana, el trazado de los linderos, el esquema de las ciudades castellanas a "damero".

Pero trajo además un impacto demográfico y social que incluso hoy demuestra sus contradicciones en el mundo andino: la concentración masiva de recursos en las ciudades para españoles, la centralización y como consecuencia, el atraso y la pobreza de los pueblos interandinos.

Wankas aliados de la conquista
Los Wankas recibieron a los conquistadores con gran regocijo.

Los Ayllus wankas dieron todo su apoyo a los conquistadores. Los Caciques de estos pueblos, el Señor de Wacrapáucar, el Alaya Chuquiyanqui y el Señor de Surichaqui fueron a recibirles ofreciendo toda clase de dones y hasta cientos de sirvientes fueron enviados a Cajamarca y nunca más volvieron.

Pizarro debió agradecer al cielo por tal fidelidad inesperada. Muchos fueron los pueblos que hicieron lo mismo, pues el Imperio del Sol estaba formado por pueblos humillados y llenos de resentimientos que no veían la hora de su liberación de las panancas cuzqueñas.

Los Wankas así, no solo habían renunciado a pertenecer al Imperio Inca sino que además se sometían a los españoles, aliados en el deseo de contrastar a los Incas.

Claramente fueron solo vanas ilusiones que se empezaron a desvanecer cuando el Cura Valverde, extirpador de Idolatrías dio las primeras ordenes de destruir el Templo de Wariwillka y según Cieza de León se habrían necesitado 300 naturales trabajando por 3 meses para lograr la completa destrucción y sepultura del templo.

El Escudo Wanka
Gracias a estas alianzas, que dieron a los españoles una grande oportunidad para avanzar velozmente al Cuzco los nobles wankas pactaron la supresión de los obrajes y el auto-gobierno a manos de los mismos nobles tributarios ahora del Rey de Castilla.

Así, Huancayo no fue nunca una encomienda y se hizo una ciudad rica y muy comercial.

Felipe Jerónimo, Hijo del Señor de Wacrapaucar, Cacique de los Hurin Wankas, viajó a España en 1562 a reclamar las deudas que le tenía el Rey de España como mérito al apoyo brindado durante la conquista.

El Rey Felipe II, concedió doce privilegios a los wankas, de conformidad a un pedido especial que le hizo don Felipe permitiéndole incluso excavar los tesoros de sus antepasados.

Sin embargo, de todos los privilegios logrados por este noble indígena, para él, para su familia, ninguno debió llenarle de más satisfacción, de acuerdo a su mentalidad social de su tiempo, que el escudo de armas que el mismo Felipe II acordó dispensarles.

Fue un BLASÓN en cuyos colores y figuras quedaron perpetuados los grandes servicios y auxilios de los curacas y de los pobladores de toda la nación Wanka.

Auxilios y alianza, sin los cuales Pizarro hubiera tardado mucho en destruir el poderío del CUZCO.

Tan brillante bondad y lealtad, mostrada por los Wankas en beneficio de los españoles, lealtad nunca mermada, desde entonces, mereció la más plausible honra para los descendientes de aquellos curacas y de aquellos wankas que recibieron como a libertadores a los españoles; descendientes que juraban y rejuraban seguir el ejemplo de sus antecesores que se alinearon con Pizarro.

El escudo fue otorgado mediante una Real Cédula firmada por Felipe II, en Barcelona, el 18 de marzo de 1564.

Pero no todo fue color de rosa. El Noble Cacique de los Urin Wankas adujó haber "perdido u olvidado" las reclamaciones de los otros cacicazgos wankas fortaleciendo su poder debilitado por la presencia de los españoles que causó un real decaimiento económico y demográfico.

Durante la conquista el Ayllu Wanka sufriría profundos cambios, destacando el sistemático reemplazo del sistema de gobierno y administración concedido a los antiguos nobles pero tributarios a la Corona Española, el mestizaje y la llegada de nuevos productos agrícolas y animales, cambiando arquitectura y centralizando el flujo de comercio y producción hacia la ciudad y las partes bajas.

Esto dará nueva importancia a las ferias que ya se realizaban desde tiempos remotos en la zona, fortaleciendo la economía de los señores descendientes de los españoles nobles y algunos indígenas.